miércoles, 11 de junio de 2014






Resplandeciente el alma del que quiere en sueños soñar la realidad aún no vivida de la eternidad de un recuerdo.
El que viaja entre nieblas para llegar al centro de mi ser, bienaventurado sea.
Y el que acaso quisiera acorralarme que de un paso atrás que hoy no estoy para juego más violento que el de ganarle a mi soledad.
Más allá de lo cansados que estén mis pies de tanto desandar caminos, hoy por hoy, sólo vivo. Y por vivir tan mortalmente acostumbrada a caerme, tropecé con tu voz. Aunque no tenga más que una boca, si me das un poco de tu tiempo puedo crear mundos inimaginados, sosteniendome de tu mano.
Y si no lo logro, viviré de un recuerdo.





male.






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