martes, 10 de junio de 2014

Aceptar mi vida como un enfrentamiento.






Estoy lejos de ser yo.
Lo peor es que no me acuerdo ni de como era, ni de como quería ser.
Porque quiero ser un personaje diferente todo el tiempo. Una burla de mi misma, o un alter ego hermoso.
En realidad lo mejor sería dejar de pensarse obstáculos y querer ser feliz. Y es incomprensible que cueste. No lo entiendo y no lo veo. Ergo, no lo puedo descifrar, entenderlo y seguir. 
Estoy a un paso del precipicio de los débiles y aún así no llego llego a caerme. Cada pensamiento es infantilmente autodestructivo.
Tengo quince años otra vez, mamá. ponete feliz. Tengo como 8 años de la típica angustia poco existencialista, 5 de desconfianza y días de pelotudez rotunda.
Sumandolé el no aislamiento tenés la fórmula casi perfecta para que todo se dé vuelta abruptamente, quedando en el lado de la balanza donde pesan más las cosas malas (en su mayor parte inventadas). Y acá otra vez, con el agua hasta los huesos.
Porque se ve que para estar escribiendo pienso que hay que sentirse para el orto o simular estarlo, mentalisandosé como una imbécil. O escribir canciones a lo diego torres.
Pintarse la cara color marrón caca.
La verdad que ya estoy hasta las tetas de querer ser.
Sólo tengo un par de cosas que probarles a algunas personas, pero ni siquiera implican más esfuerzo que el de estar tranquilo y dejarse ser. Dejarse ser uno mismo, que es perfecto. Y no querer arrastrar a los demás en la mierda de uno. 
Si la perfección no se basa en el control, tampoco en el descontrol constante. No me interesa si no logro el sano equilibrio en mi mente entre realidad y deseo, pero si va a haber una batalla que sea adentro mío.

-No rasques la pared-

Y no confundas ayuda con interés. 
No te hables a vos misma, si no sos capaz de encerrarlo todo en tu cabeza.

Lo que me paraliza es pensar en el futuro. Yo no soy así, yo disfruto. Ahora estoy pendiente de crearme problemas típicos de cualquier persona normal. El único sentido que el encuentro a eso, es que me acostumbre a ver a la felicidad como falta de tristeza. No como un sentimiento aparte. Como si cada uno fuese una carencia del otro. Cuando uno puede estar en general bien, o tranquilo. Y tener momentos tristes o momentos felices, o momentos de lo que carajo sea. Son momentos, no son estados. Es gracioso que entienda todo. Y a la vez no entienda nada. 
Todo está en cierto orden y yo altero todo para probar ni siquiera sé que cosa. A veces la paciencia, la humanidad. El límite.
Pero.. vivir al límite no es esto. 
Estar loco tampoco es derrumbar lo que se construye con respeto y cariño. 
Es irracional hacerlo, y no es locura.
Basta. 
Vuelvo a ser yo misma. Sin la necesidad de dejar atrás a nadie. Y tratando de recordar todo.
Me voy a pintar como un payaso y a tomar mate.



La puta que me parió.






male.

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